Preguntas del ayer y hoy presenta: ¿Por qué el envoltorio de los “sugus” con sabor a piña es de color azul?

Una no muy lejana mañana de sábado,tras certificar en el espejo del baño que iba ha ser una dura mañana, me dispuse a realizar unas exploración preventiva debajo de mi lecho y de esta forma corroborar que la polución junto a la capacidad innata que tiene mi bienamado rincón de descanso para acumular objetos milenarios y de extraña procedencia no había alcanzado cuotas de catástrofe “chernoviliana”. Resulta sorprendente la cantidad de cosas que se puede llegar a encontrar, desde la funesta dentadura de vuestro gran progenitor hasta la mítica colección de cromos de Oliver y Benji, en disputa por el estrellato de la sorpresa con los muñecos de los Giajoe o aquel juego mecánico que todo el mundo tenemos: Hipopótamo traga bolas. Pero ese día nada mello tanto mi gratitud como una caja con papel de navidad en la que solía guardar una cantidad incontable de dulces azucarados. La caja de Pandora estaba delante de mis manos. Podía escuchar sus voces al llamarme (¡Dame limón, dame limón!). Tenía que volver a saborearlos. Tenía que descorchar esa botella de la cosecha del 94. Impetuoso como niño y Bollycao la destape y una luz cegó mis ojos ¿Estaría en una nueva dimensión?¿Tal vez fuese una ensoñación?...era esa gran mujer a la que llamamos hermana y acababa de entrar a hacer su ronda matutina. Ante mi expresión vampírica apago de nuevo la luz y mientras cerraba la puerta dijo claramente: ¡Tu cuarto huele mierda! Ante la nueva calma y, sin dejar que las palabras de amor de mi pequeña sabandija me desconcertaran, continué la exploración aplazada. Entre todos los dulces sobresalió uno que partió mi alma en dos y me hizo exclamar: ¡Coño, un sugus azul! ¿Sabéis a que me refiero? Los cumpleañeros por excelencia. Esos cuadrados que en grandes cantidades pegan tus molares y te impiden hablar. Esos pequeños de la empresa Wrigley con un estampado envoltorio de color. En ese momento recordé que cada uno de las tonalidades correspondía a uno de sus sintéticos sabores: estaba el amarillo canario de limón, el rojo de cereza, el lila de frambuesa, el naranja al cuadrado y, el azul. Mis cejas se arquearon, el corazón comenzó a palpitar y una gota de sudor beso mi sien. ¿Qué misterios encerraban ese pequeño cuadrado edulcorado? ¿Había en la faz de la tierra algún tipo de fruta azul que mi minuciosa educación ESO hubiese obviado enseñarme? Muchas preguntas poblaron mí, en ocasiones, malicioso cerebro. No pude resistirme a ese regalo al fisgoneo. Con mis temblorosos dedos abrí el envoltorio. Mire su perfecta forma. Eleve mi mano como si de un ritual se tratase y lleve el caramelo a mi boca… ¡el incoloro plasta-caramelo era de piña! ¿Algún tipo de piña de ingeniería Europea? ¿Algún tipo de guiño a la ingenuidad? ¿Tal vez las aguas en la selva de monos barbudos de Birmania eran verdes y las piñas azules?, o lo que mas me preocupaba, ¿se habría cumplido la profecía materna y ese ultimo “vaquero” (que nunca es el último por que nunca lo llegamos a recordar) habría definitivamente mermado mi sentido de la razón? Años ojeando las revistas de salas de espera de fenómenos parAnormales y era hoy cuando mayor interrogantes se me habrían. No llego a paralizarme tanto la expectativa de otra posible vuelta de Milli Vanilli. ¿Estaría capacitado para soportar una nueva pregunta existencial? Os dejo que sufráis antes esta pregunta abierta..yo estoy convencido que es el inicio de la colonización del mundo exterior.

Comentad algo sobre esta duda existencial y ancestral!
Por cierto, os habéis fijado en el eslogan de la bolsa de sugus? Es brutal...